EL FRACASO DEL MODELO EDUCATIVO VENEZOLANO.
Existen múltiples evidencias que explican el
fracaso del modelo educativo venezolano, llamado pomposamente el “milagro educativo”. Las pruebas de ese “milagro”
son los indicadores que presenta el
gobierno y que hablan de un país que en la última década, supuestamente, ha
alcanzado cifras récord de escolaridad.
La primera evidencia, es la cacareada
masificación de la educación, la cual no tiene asomos de calidad. El proceso de
enseñanza-aprendizaje en el subsistema de educación básica no cumple con las
expectativas de las clases sociales más deprimidas, ya que los bachilleres
egresan sin las competencias necesarias para lograr éxito en los estudios universitarios. En este sentido, se aprecia que solo un tercio de los
bachilleres aspirantes a un cupo universitario desarrolla las competencias
matemáticas y verbales necesarias para ingresar a la carrera de su preferencia.
Otro tercio, tiene deficiencias serias en habilidades numéricas o de lenguaje,
y el tercer tercio, no logra desarrollar las competencias mínimas para estar a
la altura de lo que se les pide, lo que
significa fracaso total, ya que perdieron su tiempo en los niveles de educación
primaria y media.
La segunda, es que el sistema educativo es
insostenible desde el punto de vista financiero porque reposa únicamente en el presupuesto nacional.
Las instituciones están impedidas de generar recursos propios.
La tercera evidencia del fracaso del
modelo educativo la representa la falta de docentes. Para satisfacer la demanda
que generan actualmente las 79.904
secciones existentes en el país habría que contar con por lo menos 264.000
docentes especialistas. La capacidad de formación de docentes en las
universidades no van al ritmo de la demanda. En los últimos 5 años en los 64
núcleos de la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, apenas se han graduado 23.675 de
ellos. Para materias como Física han egresado apenas 580 docentes y en inglés
tan solo 19. De los 652.235 cargos docentes disponibles hay 140.000
profesionales interinos sin ninguna estabilidad laboral.
Como cuarta, aparece la deserción. La
alarmante cifra de 1.526.905 jóvenes, son excluidos del nivel de educación
media, a pesar de programas oficiales como “la
batalla del primer año”.
La quinta evidencia son las fallas en la infraestructura
de las edificaciones escolares aunadas a una deficiente dotación. Las comunidades pasan el año escolar en
permanente lucha por el mejoramiento físico de sus escuelas.
Finalmente, esta la evidencia social,
apreciada en la significativa fractura que han sufrido las Instituciones en
Venezuela, lo que contribuye directamente al fracaso del modelo
educativo. El lenguaje agresivo y el achacar la culpa de sus fracasos a
terceros, por parte de los voceros gubernamentales, tiene eco en los sectores
populares donde los niños se forman en los antivalores de la violencia y la
resignación.
QUE HACER ANTE ESTE ESTREPITOSO FRACASO?
La sociedad, el pueblo, debe movilizarse
y apropiarse del tema educativo, propiciando su discusión como asunto esencial
de supervivencia democrática y no como un elemento circunstancial, pasajero.
Por lo tanto, todos estamos llamados a constituir un frente común para trabajar
por la calidad educativa. Hasta por razones de sobrevivencia el ciudadano debe
asumir el tema educativo. La sociedad venezolana debe fijar posición para
defender el derecho constitucional a una
educación integral de calidad. No puede seguir siendo indiferente o tolerante
ante el resquebrajamiento de la educación democrática y plural.
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