La Consulta Nacional para un
diagnóstico sobre la Calidad de la Educación en Venezuela, realizada durante el
año 2014, debería servir como soporte para el diseño de un Sistema de Gestión que
garantice su mejoramiento continuo.
Los docentes de primaria y secundaria serían
los brazos ejecutores del Sistema de Gestión que defina Min-Educación. El
Sistema de Gestión determinaría el marco de referencia para el rol que desempeñarían
los maestros y profesores en cuanto al logro de la Calidad en la Educación a
partir de las siguientes dimensiones que contempla la Educación Informativa actual:
1.-
Trasmisión de conocimientos, como función tradicional de la escuela, centrada
en impartir contenidos cognoscitivos. En esta dimensión, el esfuerzo personal
requerido respecto al manejo del conocimiento y las destrezas metodológicas
para impartirlo, figuran entre las tareas que mayormente identifican el
desempeño individual de los docentes, al igual que la planificación de
actividades con los estudiantes y el conocimiento de las evaluaciones de las
cuales son objeto. Asimismo, encierra los requerimientos institucionales para
el correcto funcionamiento escolar, destacando en primer lugar las instalaciones
físicas y los planes de contingencia para enfrentar emergencias, seguido de las
instrucciones y orientaciones de directivos y, en tercer lugar, la evaluación de
los docentes por parte de su supervisor;
2.- Entrenamiento que permita adquirir habilidades y destrezas para resolver asuntos prácticos; y
3.- Fomentar la convivencia en el ámbito escolar. El comportamiento estudiantil, en las aulas de clases y patios de recreos, resalta como aspecto de primera importancia para el control de la escuela. La disciplina escolar no puede ser pendiendo de tres medidas percibidas como las más relevantes para lograr la Convivencia: a.- Citar al representante; b.- Bajar calificación; y c.- Firmar el libro de vida. Esas tres dimensiones, definidas como el trípode sobre el cual se apoya la Educación Informativa referida en la Ley Orgánica de Educación vigente, pudiesen, sin embargo, cambiarse a dos, si ocurriese el cambio de la Educación Informativa actual a una Educación Formativa. Las dos nuevas dimensiones que contempla la Teoría de la Educación Formativa son:
a.-
Educación Formativa sustentada en Valores; y
2.- Entrenamiento que permita adquirir habilidades y destrezas para resolver asuntos prácticos; y
3.- Fomentar la convivencia en el ámbito escolar. El comportamiento estudiantil, en las aulas de clases y patios de recreos, resalta como aspecto de primera importancia para el control de la escuela. La disciplina escolar no puede ser pendiendo de tres medidas percibidas como las más relevantes para lograr la Convivencia: a.- Citar al representante; b.- Bajar calificación; y c.- Firmar el libro de vida. Esas tres dimensiones, definidas como el trípode sobre el cual se apoya la Educación Informativa referida en la Ley Orgánica de Educación vigente, pudiesen, sin embargo, cambiarse a dos, si ocurriese el cambio de la Educación Informativa actual a una Educación Formativa. Las dos nuevas dimensiones que contempla la Teoría de la Educación Formativa son:
b.-
Educación Formativa sustentada en Competencias.
Vista así, el alcance de una educación
que exhiba niveles de calidad pasa por el cambio de la Educación Informativa
actual a una Educación Formativa, en el entendido que formar significa lograr
en el estudiante valores y competencias, a la par, y en todos los niveles del
Sistema Educativo.
Ya Simón Rodríguez, el Maestro de América, había diferenciado los conceptos de instruir y educar cuando sentenció: “Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga”. Instrucción significa transmisión de conocimientos, de información, mientras que la educación es la formación de criterio y conciencia. Se puede concluir que Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque. Al instruir se está educando, pero solo en pequeña parte, la relativa estrictamente a conocimientos intelectuales.
EDUCACIÓN FORMATIVA SUSTENTADA EN VALORES
Decidirse por una educación en la que predomine
la formación es decidirse por el logro de valores en los estudiantes. Para la
calidad educativa la formación integral de la persona es el ideal.
Por lo tanto una de las rutas impostergables para mejorar los Sistemas Educativos es cambiar la educación informativa actual (Instruir) por una educación formativa (Educar).
Los valores son los ingredientes que
abonan la convicción. Y es que los valores son
materia ética. Son tradiciones compartidas, conscientes o no, que les
dan cohesión y permanencia a familias, grupos y naciones. Cada nación elige
los valores que su sociedad demanda para afianzar la Educación Formativa. Esto
se debe a que los valores, tanto en términos como en enunciados, son cultura,
historia, contingencia. Los símbolos o enunciados de los valores pueden
repetirse, pero la interpretación, el significado que se les otorgue a ellos
depende de los contextos y circunstancias que vive la sociedad.
Valores como la democracia, la participación, la solidaridad, la inclusión, la honestidad, la dignidad, el respeto, la transparencia, la diversidad, la tolerancia, el diálogo, la colaboración, la perseverancia, la justicia, la igualdad y la Sensibilidad con la Naturaleza, son fundamentales para acompañar el cambio
de una educación informativa, que es la tradicional y predominante, a una
educación formativa, entendiendo ésta como el logro en los estudiantes de
valores y competencias, simultáneamente. Seguidamente, se comentan algunos de estos valores:
La
Democracia.
La democracia como valor
consiste en el respeto por la puesta en común de una escala de valores que nos
rijan y nos permitan guardar el orden, donde nos desarrollemos como seres
responsables y podamos así recuperar la esperanza de llegar a convivir en una
sociedad mas justa. La democracia se ha
afianzado como un valor universal, que se considera necesario preservar a fin
de garantizar el desarrollo y la consolidación de viejos y nuevos derechos. Se
trata de la elaboración progresiva de una idea y de prácticas que comprenden,
al mismo tiempo, un marco conceptual en base al cual se establece la igualdad
de todos los seres humanos y se instaura un cuerpo reglas e instituciones
destinados a asegurar el ejercicio de un conjunto de derechos y facultades. Aunque
la democracia no se ha llevado a la práctica universalmente ni ha sido
uniformemente aceptada, la forma de gobierno democrática es considerada en la
actualidad, dentro del clima general de la opinión internacional, como la
correcta. Así pues, son los que denigran el sistema democrático los que
deben justificar su postura. La democracia empieza con el ejercicio del voto
libre como su condición genésica, pero no termina ahí. La democracia es un
sistema de rendición de cuentas, de participación ciudadana en las decisiones,
un estado de libre opinión y permanente debate, y de control independiente de
los órganos de gobierno.
La Democracia en la escuela se ejercita cuando
se le permite a los otros que puedan participar y decidir en un ambiente libre
de manipulación, sobre cualquier aspecto importante del proceso educativo.
Nadie, ni aun el docente, tiene la potestad para decidir ni imponerse por
encima de los demás. Esta práctica escolar diaria permite al estudiante apreciar
que Democracia es participación. Que participar es tomar parte en las
decisiones. El estudiante descubre que Democracia es conocer lo que se hace o
se pretende hacer, para participar y decidir. Internaliza que Democracia no es
solo votar. Que Democracia es elegir y tener el poder de destituir al que falla.
Que la democracia es sinónimo de
igualdad de oportunidades y no es solo opinar. Para propiciar la democracia
como valor la educación formativa la promueve
estrictamente en sus espacios cotidianos.
La
Dignidad.
Se refiere a la calidad subjetiva de la
persona. A la tenencia de sí como sujeto capaz de comprender, emprender y
crear. Al respeto que otorga y recibe de los otros. Al reconocimiento que debe
expresar ese respeto. Es el soporte de todos los otros valores y en los cuales
se manifiesta y reafirma, así como de las competencias que, sustentadas en esos
valores, se generen. Y es, por tanto, de atención constante y fundamental en la
interacción educativa.
La dignidad abona la disposición crítica en
cuanto que al formar la dignidad ésta puede llevar a la persona a preguntarse
si las cosas podrían ser de otra manera y no como la tradición o la autoridad
imponen.
No se logra la dignidad como consecuencia
de informaciones, lecciones o prédicas, por muy bien intencionadas o
presentadas que ellas se den. Su logro es cosa de ejercicio, de práctica
reiterada y consistente, en todos los escenarios y, sobre todo, en los
ambientes de aprendizaje. Es un problema pedagógico que viene a atender las
relaciones sociales que se dan en las aulas fomentando la
interacción constructiva, esa que se inicia propiciando la reflexión del
estudiante a partir de un problema pertinente, que tenga que ver con él como
persona, como medio de solución al problema, que le haga ver a la dignidad como centro de
la relación humana. Reflexión que habrá de ser
expresada y atendida. Es decirle tú existes, tú eres importante, tú tienes
ideas y tienes que buscar la manera de expresarlas. Esta es una manera
efectiva de cultivar su dignidad y de darle significado a la escuela en la vida
del estudiante. Esta practica exige el silencio oportuno de los maestros
lo cual no es fácil. El maestro debe adquirir la disciplina de dejar y propiciar
la interacción de los estudiantes.
La
Participación.
La dignidad y la participación son valores
entrelazados que pueden ayudar a combatir el problema más grave de Venezuela:
El Paternalismo, esto es, el uso de los dineros del Estado para comprar
conciencias y fomentar la corrupción.
La dignidad se materializa en la participación. Participar es sentirse y ser
recibido como parte de un todo: familia, grupo, escuela, comunidad, nación. Es
un dar y recibir, una interacción que legitima al individuo en el grupo. La
participación se incrementa cuando esta se hace desde la diversidad de cada
quien, sin abjurar o reducir su propia condición. Aceptando que lo grupal y
colectivo no niega lo individual sino que, por lo contrario, son
complementarios. Lo social es una convergencia de individuos. Así que la
negación de los individuos es un empobrecimiento de lo social. A la vez, en lo
social, el grupo es el ámbito necesario para el reconocimiento y respeto del
individuo.
El reconocimiento y el respeto que se
obtienen con la participación tienen cursos y manifestaciones muy diversas. El líder comunal, el trabajador tanto como
el científico y el constructor no existen sino en la medida en la que hay otro
que los atiende y necesita. Una atención que se manifiesta en bienes materiales
o reconocimientos o las dos cosas juntas. En todo caso, la participación
es una conjunción de egoísmo y generosidad. Es egoísta no devolverle al grupo,
de alguna manera u otra, lo que del grupo se recibió. Es generoso devolvérselo,
y si es posible, con creces, como lo hacen los creadores.
Así que aspirar llegar a ofrecer una
Educación de Calidad es intensificar y diversificar la participación como
valor. Llevarla más allá de las esporádicas y, con frecuencia manipulables,
asambleas escolares. Hacer de la participación un eje transversal que como
Valor atraviese todo lo social: La familia y las comunidades educativas y
sociales.
El detalle es que la participación como
valor no está instalada y con frecuencia se le usa como un otorgamiento. El
maestro se siente dueño de un espacio que debe pertenecer a la participación.
La condición informativa de la educación formal vigente niega la participación.
Ella impone silencio, pasividad y convergencia para que se verifique la “magia”
informativa. No, la información no se realiza en aprendizajes si el otro, el
estudiante, no activa su acervo, sus memorias para darle sentido, significado a
los sonidos o señas recibidos. Tal como, aburridamente ocurre, con las
clases magistrales, que ocupan mucho espacio pero poco de ellas se transforman
en aprendizajes.
Para concebir la Educación en términos de
Calidad se hace necesario entender la participación como valor, como formación
individual que marcha a la par de la construcción del país que necesitamos y
que solo es posible lograr con la integración de todos al trabajo, a la
proposición y a la creación.
En la pedagogía llamada “interacción
constructiva”, el momento vital del grupo es la clase, la cual se convierte en
el espacio ideal para la formación y ensayo de la participación: luego de que
los estudiantes han reflexionado sobre el problema que le ha presentado el maestro, se reúnen en
pequeños grupos para garantizar la intervención de todos: exponen sus
reflexiones, discuten y finalmente, elaboran una propuesta grupal. Esta
pedagogía se potencia y da un salto con el uso de las herramientas
tecnológicas al servicio del aprendizaje y de la adquisición del conocimiento. Con el uso de tabletas,
programas, conectividad y una actitud participativa, tanto el maestro como el
estudiante, pueden dejar buena parte de lo informativo a Internet para usar al
aula como recinto de intercambio, producción
y creación. Esta práctica pedagógica desterra la relación
emisor-receptor que se asume con la educación tradicional.
La
Solidaridad.
La solidaridad se refiere a la disposición y
necesidad social del ser humano, pero en realidad abarca más que eso. La
elaboración cultural de la solidaridad ha generado una vasta simbología que
incluyen interpretaciones donde solo se la reduce a condolencia o a la
envilecedora limosna. El célebre paternalismo del Estado.
Más allá de esto la solidaridad tiene un
sentido positivo y no debe confundírsela con la lealtad. Cabe hablar de lealtad
en una mafia, pandilla o partido que puede invocarla para fines oscuros o
negativos. La solidaridad en cambio, supone construcción, logro o superación.
Es mucho más que un ponerse de acuerdo
con otros. Implica un acuerdo positivo, constructivo, incluso cuando esa
aproximación al otro sea por su dolor, necesidad y para ayudarlo a salir de ese
trance.
Para un contexto educativo formativo, la
solidaridad debe llevarse a un ejercicio permanente, en apoyo mutuo, en trabajo
grupal, discusión e investigación, a propósitos comunes en problemas
pertinentes, para la construcción, la producción, la creación y para la
formación de las competencias correspondientes. Como se ve, llevar a la
práctica la solidaridad implica un cambio educativo profundo y de largo aliento
que requiere el esfuerzo y apoyo de todos.
La solidaridad demanda más que un
abstracto amor o condolencia por el prójimo, su comprensión como necesario,
como imprescindible para la mutua realización y logro. El individuo se
solidariza con los otros porque ellos le son necesarios, porque son
diversos y los necesita íntegros para que le enriquezcan, le hagan mejor y le
den testimonio de su existencia.
Formar en la solidaridad requiere de la
comprensión de la realidad del país, de sus comunidades, sus familias, de la
sociedad en general. Requiere desechar la solidaridad como proyección de una
ideología y rescatar a la sociedad del envilecimiento por la filantropía
gubernamental. La solidaridad conlleva a la comprensión de un país que esta
grandemente necesitado de organización para el trabajo productivo y la
superación de dañinas diferencias sociales.
La solidaridad más que predicarse debe
practicarse cotidianamente en la escuela y extenderse a familias y comunidades
muy disgregadas y confusas en sus valores. A las personas abrazadas a unas
ciudades cuyas maneras y códigos no alcanzan a comprender. Solo internalizan
que se llega a la fuente del erario público, no tanto por el trabajo y el
esfuerzo honrado, sino por el acomodo a los políticos y empresarios corruptos.
O, en el caso de los desertores escolares, el agrupamiento en pandillas que
devuelven con violencia lo que perciben como agresión de los códigos del poder
y de las maneras urbanas de los ciudadanos.
La Diversidad.
El ser humano al ser por naturaleza
gregario, hace que la percepción y el trato con los otros se haga de manera
intuitiva a través de gestos de acercamiento o cortesía. Es su manera de hacer
posible vivir la convivencia y lograr la preservación de los grupos, los cuales
no están excentos de discriminaciones y exclusiones y que por lo tanto, aprenden
a tolerar la diversidad en la unidad grupal.
A la diversidad obligada en un país
mayormente mestizo como el venezolano, se agrega la diversidad en carácter y
personalidad, en vocación y aptitud, en tradiciones familiares y regionales. Un
sinnúmero de componentes o rasgos con los cuales la escuela tradicional e
informativa no está preparada para atender, ya que su disposición es
homogeneizadora. Esa disposición es campo fértil cuando se le agregan
propuestas “liberadoras” que conciben la educación como una vía adecuada
para la obtención de un ideal llamado “hombre nuevo”.
La diversidad hay que cultivarla y ella
supone el aprendizaje para trabajar con otros, con grupos que hacen inmediata y
vigente la diversidad. Una formación no solamente necesaria para la una vida
mejor y más profunda, si no también para un mucho mejor rendimiento en la
producción económica y el disfrute.
A los grupos de estudiantes,
trabajando juntos, exponiendo, investigando, proponiendo, concurre de manera
natural la diversidad: Gente con talento para la matemática, la escritura, la
lectura, la exposición oral y las ciencias, pero también gente con talento para
dibujar, pintar, cantar, bailar, hacer deporte.
No es frecuente encontrar en las aulas de
clases trabajo en grupos ya que lo casi permanente es un docente
monopolizando todos los turnos, convertido en el protagonista. No obstante, en
los grupos también se observa esa tendencia. Allí, el que tiene facilidad
de palabra y organización, ocupa los espacios que le corresponderían a los
otros, a los diversos. Y es que, la diversidad tiene sus propios tiempos, sus
propios espacios para incentivar su cultivo: Proponer problemas y de inmediato
generar la polémica como medio para propiciar la participación de todos, desde
y en respeto de su propia aptitud y carácter.
Asumir la Educación como un proceso
posible en el cual se educa por problemas pertinentes, tropieza con los diseños
curriculares y programas de estudios que están concebidos como largos listados
de contenidos u objetivos, que deben ser dictados por el docente y memorizados
para eventuales exámenes. Esta es la pedagogía dominante y es la pedagogía que
hay que cambiar si es que se quieres lograr una educación de calidad.
Lo tecnológico hace posible el mundo
global. La información disponible suele ser abrumadora. Hay que estar preparado
para filtrarla y darle el uso adecuado. Dispuestos para recibir y crecer con la
diversidad que ello trae.
La Perseverancia.
Alcanza la jerarquía de un gran valor, por llevar implícitos la
constancia y el esfuerzo como elementos vitales para hacer realidad los
proyectos de vida. Se es perseverante por la
práctica reiterada y consistente, en todos los escenarios y, sobre todo, en los
ambientes de aprendizaje. El viejo adagio “El que persevera vence” hace concebir la perseverancia como un valor agregado al trabajo, como lema de vida que te impulsa a vencer las dificultades, a superar a diario los errores, los tropiezos, no solo para alcanzar una meta, sino tambien para buscar su mejoramiento continuo hacia niveles de excelencia, de calidad.
La perseverancia es un valor que suele
estar instalada en la persona cuando ella esta bien motivada para alcanzar sus
metas. Por lo tanto, el Sistema Escolar esta llamado a mantener en alta, la
estima de sus estudiantes. Pero, la condición informativa de la educación
formal vigente ignora la perseverancia. Ella acepta como normal los alarmantes
niveles de deserción escolar. Mas aun, en un Sistema Educativo como el venezolano, que como Sistema
Excluyente,
en lugar de atraer a los niños y jóvenes, los espanta. En el Sistema
Escolar venezolano se vive un fuerte drama en el primer año, que es donde
empieza la huida de los chamos. De allí, que la lucha por la permanencia en el
Sistema Escolar se haya convertido en una “Batalla por el primer año”, en la
gran batalla para sembrar el valor de la perseverancia.
Pareciera imposible sembrar el valor de la perseverancia en una escuela que ha perdido significado para los
estudiantes. Pero, qué se puede entender con la afirmación de que
la Escuela ha perdido significado para los niños y jóvenes venezolanos?
Simplemente, que ha perdido Calidad. Se debe concluir entonces que la educación
que se imparte en el país no satisface las necesidades del cliente. Y,
qué pasa cuando un producto ya no satisface las necesidades del cliente?
Cuando un cliente no encuentra satisfacción en un producto pues simplemente
deja de comprarlo. Pierde la motivación. El producto deja de tener significado
para él, lo abandona y opta por buscar otros que le satisfagan su
necesidad.
Con la perseverancia se asume el
reto histórico de dar respuestas motivadoras a los estudiantes para que no
huyan del Sistema Escolar. Esas respuestas motivadoras deben estar representadas
por medidas o acciones que los estudiantes aprecien desde el
primer año de su ingreso. Deben ser, por lo tanto, medidas o acciones
orientadas a ofrecer una educación
integral de calidad.
Solo así, se puede aspirar reforzar la constancia y el esfuerzo, como práctica reiterada y consistente en los
estudiantes, que hacen posible apreciar la perseverancia en sus
metas.
La Sensibilidad con la naturaleza.
La sensibilidad con la naturaleza
no es más que una aproximación a ella como un “nosotros”. Que lo que en ella
ocurre nos ocurre, de una u otra manera a cada uno. Pero además esa
aproximación, que es también inmersión humana, es corpórea, integral. No sólo
racional o sensorial, es total.
En un ambiente de aprendizaje formativo,
el conservacionismo y el desarrollo sustentable no son en sí negativos, si se
les ve como mecanismos amigables con la naturaleza, totalmente ajenos a ese
pasado en el cual se concibe al hombre como el centro del universo que utiliza
la naturaleza como objeto de dominio y explotación. Ser sensible con la
naturaleza es mantener la existencia de lo explotable con racionalidad.
Es “desarrollo sustentable” que supera el concepto de destrucción como
condición necesaria del progreso. Desarrollar es hacer útil la naturaleza al
hombre y en ningún caso debe significar su aniquilamiento.
La discusión sobre la explotación de los
recursos naturales y su influencia en el progreso de los pueblos debe estar
orientada por la historia cultural. Muchos de los efectos de la explotación no
son nuevos, existen registros en culturas ancestrales como los mayas, los egipcios
y los incas. Los problemas ambientales actuales, como el “calentamiento global”
y la “contaminación”, siguen la vía contraria a la conservación y el desarrollo sustentable.
Son efectos de acciones perversas que deben disminuir con la práctica de lo que
se propone en la educación formativa como valor: la sensibilidad con la
naturaleza.
EDUCACIÓN FORMATIVA SUSTENTADA EN COMPETENCIAS
Decidirse por
una educación en la que predomine la formación requiere decidirse también por el
logro de competencias en los estudiantes. Una competencia es la capacidad integral de hacer cosas. Se
refiere a la vida personal y social de cada quien. Son infinitas, tanto como lo
son las funciones humanas y cambian y varían de una cultura y de un momento a
otro. Pero hay algunas competencias básicas sobre las que se construyen muchas
otras, en derivación y cultivo conjunto con los valores fundamentales ya
citados, yendo de lo individual a lo grupal.
Resumiendo la opinión de diversos
autores, se presentan unas cuantas e interdependientes competencias básicas
o genéricas:
Comunicación en la lengua
materna: escuchar, hablar, leer y
escribir.
Comunicación
en lenguas extranjeras.
Competencia matemática: para desarrollar y aplicar un razonamiento matemático para
resolver problemas diversos de la vida cotidiana y profesional. Relacionar
eventos pasados y por venir.
Competencias
básicas en ciencia y tecnología: utilización y aplicación de conocimientos y metodologías para
explicar la naturaleza y sentirse en continuidad con ella, así como a la
creación y uso de instrumentos.
Competencia digital: que conlleva su uso
seguro y crítico.
Aprender a aprender: competencia vinculada al
aprendizaje, a la capacidad de emprender y organizar un aprendizaje ya sea
individualmente o en grupos.
Competencias sociales y
cívicas: para la democracia, la participación, la solidaridad y la
comprensión de la diversidad.
Para
las expresiones culturales y el disfrute que de ellas se obtiene: las ideas, experiencias y emociones a través de distintos medios: la
música, las artes escénicas, la literatura y las artes plásticas.
En el aula tradicional y vigente pocas
cosas ocurren. Mayormente hay un docente dictando clases, informando y lo que
se hace es convergente a esa acción, a ese rutinario hacer: silencio, pasividad
y disciplina vertical, tareas para la casa en las que mayormente se termina
aprendiendo con el apoyo de uno de los padres. De suerte que cuando estos no
están ni tienen tiempo o disposición, los aprendizajes se reducen.
Existen acuerdos, en investigadores y
en propuestas de la UNESCO, en considerar que a las competencias convergen
varios componentes:
1. Saberes, conocimientos y
experiencias: son de diversos orígenes y con frecuencia se
acumulan. En general se desprenden de informaciones o actividades
significativas porque inciden en el acervo de la persona, sus valores,
experiencias y saberes previos. Lo resultante es una fusión de lo que ya se
tiene con lo que llega.
2. Actitudes: son
disposiciones subjetivas. Se es proclive o afín a una competencia. Las actitudes
pueden ser cultivadas.
3. Habilidades y destrezas:
son aprendizajes que reúnen lo psicológico con lo motriz, es decir son
aprendizajes del cuerpo, de la integralidad de la persona
4. Contextos específicos:
es el momento y el lugar en el cual se va a dar el desempeño. La competencia
debe poder verificarse así, para un escenario definido.
Así que una competencia pertenece a la
complejidad. Mucho más que con la simplicidad de una abstracción
racional, incluye una infinitud de detalles que no pueden abarcarse en una
descripción o narración, por lo que deben practicarse para comprenderse y
volver a realizarse. Al ser de esa condición su evaluación no se puede reducir
a los términos de un examen escolar. Hay que atender al desempeño práctico del
aprendiz y de su grupo. En este sentido, se puede hablar de aulas-taller que
permitan una amplia variedad de acciones a lo que hay que agregar los recursos
digitales. Las tabletas y computadoras pueden ofrecer comunicaciones,
modelaciones y simulaciones que figuran desempeños, hechos, actividades que, si
bien no llegan a la complejidad que permite la ejecución corpórea, presencial,
amplían grandemente las posibilidades de acción. Lo digital crece mucho más
allá de una tecnología de la información y la comunicación. Emerge además como
un valor, como un gran referente en su condición de poderoso
instrumento que regresa a la sociedad. Tal como, una vez lo hiciera, el libro
multiplicado por la imprenta, para establecer la razón, y desde ésta la
ciencia, como criterio de verdad.
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