Para que los países exhiban una Educación de Calidad lo primero que deben hacer es concretar este concepto en políticas públicas que lo hagan posible. Generalmente, esas políticas las plasman como líneas programáticas que aparecen en los Planes Económicos de la Nación. Si bien la Educación de Calidad es un termino fácil de enunciar para los dirigentes, como objetivo de su acción gubernamental, les resulta, sin embargo, dificil definir su alcance y los medios para lograrla. Y es aquí donde la atención que la ciudadanía le preste a este tema sea el punto crucial, ya que sus aportes serán los que le den exacto contenido al concepto de Calidad en la Educación y por lo tanto, faciliten diseñar las políticas públicas que la hagan realidad.
La atención de la ciudadanía permite conocer sus diversas experiencias sobre las formas que tienen de abordar la realidad y que les lleva a acciones orientadas a paliar el deterioro que viven en el terreno educativo. Es sorprendente conocer como las acciones de la ciudadania están orientadas a pensar al país con un criterio de futuro. Un país que debe tornarse más exigente ante el reto del mundo global que evoluciona a gran velocidad en lo educativo y lo tecnológico. Las diversas experiencias sobre las formas que tiene la ciudadania de abordar la realidad crean las bases para un nuevo Currículo basado en las relaciones entre educación, trabajo y economía; para aspirar una educación para la convivencia; para definir un nuevo modelo de relaciones entre escuela, familia y comunidad; y para que la figura del docente sea el elemento clave en la aspiración de alcanzar una Educación de Calidad.
Solo la atención de la ciudadanía permite plantear propuestas realizables, que por la fuerza de su origen son capaces de llegar a quienes deben formular y activar las políticas públicas concretas. Es tan grande el poder que ejerce la atención ciudadana, que hace valer las propuestas que sobre educación para el trabajo tienen los empresarios; que sobre el nuevo modelo de relaciones entre escuela, familia y comunidad tiene la familia y la sociedad; que sobre infraestructura y acceso a las nuevas tecnologías de información y comunicación tienen estudiantes y docentes; que sobre la demanda de más amplios y exigentes sistemas de evaluación tienen los padres y representantes; que sobre la atención prioritaria a la figura del maestro, su formación, su actualizacion profesional y reconocimiento tienen los docentes. Todas estas propuestas no tendrían mucho efecto si no proceden de la atención que la ciudadanía pueda prestar a la aspiración de una Educación de Calidad. Y es que la atención de la ciudadanía es fuente generadora de la Opinión Pública y tal como lo afirmó El Libertador Simón Bolívar: "La primera de todas las fuerzas es la Opinión Pública".
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