EL SECTOR PRIVADO FOMENTA
LA CALIDAD EDUCATIVA EN PERÚ.
Los países que aspiran mejorar la calidad
de su educacion es frecuente que se planteen las siguientes preguntas: ¿Cuáles
son las políticas concretas que debemos emprender para lograr buenos resultados
en la mejora de la calidad educativa? ¿Cómo involucrar a toda la sociedad para
que se enfoque en ese desafío? y en particular, ¿Qué pueden hacer las empresas
y corporaciones privadas para ayudarnos a conseguirlo?
El primer lugar, le corresponde al sector educativo
privado el cual debe involucrarse para aportar al mejoramiento de la calidad
global del sistema educativo porque, al igual que en la mayoría de los otros sectores
productivos, son las empresas las que, motivadas por la competencia, promueven
la innovación y desarrollos que tienen un mayor impacto sobre los indicadores
relevantes: Las tasas de deserción, los puntajes en pruebas estandarizadas o la
pertinencia de los planes de estudio y los currículos de cada población beneficiaria.
¿Quién más interesado que una institución educativa privada en hacer más
interesantes sus currículos para que sus estudiantes no abandonen?
En este orden de ideas, vale la pena
estudiar el caso de Perú. Allí, el sector privado ha jugado un papel decisivo
para involucrarse en la definición de la política pública educativa mediante la
financiación e implementación de proyectos que favorezcan a la población que se
está quedando fuera del sistema tradicional. Ejemplos como el del fondo
educativo del grupo El Comercio, que construyó y adecuó escuelas técnicas con
base tecnológica y metodología blended learning para beneficiar a decenas de miles de estudiantes, o el de las
escuelas Innova que usa la misma metodología para potenciar los aprendizajes de
niños y jóvenes en edad escolar en más de 20 sedes en todo el país, muestran
que se puede tener muy buenos resultados si se usa la capacidad ejecutora
asociada al capital particular y se combina con seguimiento y metas de calidad
compartidas con las entidades públicas. El sector universitario con las
inversiones del Fondo Laureate y la formación técnica profesional con los
colegios Proeduca son otros interesantes ejemplos peruanos.
Ademas, existe una ventaja adicional al hecho
de involucrar al sector privado dentro del ecosistema de innovación, que se
aprecia cuando las grandes corporaciones deciden enfocar sus recursos de responsabilidad
social en fortalecer la educación de las comunidades que los rodean. Es el caso
especifico de Pluspetrol, que construyó colegios para las comunidades vecinas a
sus bases petroleras y recientemente inició un proyecto para dar bachillerato
acelerado a las comunidades indígenas que rodean sus campamentos. También esta
el caso de Empresarios por la Educación en Perú que ha beneficiado a millones
de estudiantes en programas de gestión escolar y uso de las TIC en educación.
Los gobiernos al ofrecer ventajas fiscales
incentivan este accionar del sector productivo privado. Sin embargo, el desafío
más grande estará en el de combinar lo que las empresas saben hacer muy bien,
como competir en el mercado y usar tecnología para la mejora educativa, con una
particularidad de la enseñanza que no tienen otros sectores: El papel del
docente como figura decisiva en el desempeño de los estudiantes. Este
intangible que representa la motivación de los estudiantes, que los atrae para que
vayan con alegría cada día a estudiar y a completar las actividades, es algo
que es más difícil de suplir con herramientas y avances tecnológicos. La clave
entonces, es garantizarse docentes idóneos, con pasión. Por lo tanto, habrá que
optimizar su selección. Solo así, se podrán reducir por anticipado, las medidas
tradicionales que utilizan las empresas privadas en los casos de los
trabajadores deficientes, tales como despidos, reducción de bonificaciones o cierre
de las sedes con bajos desempeños. Esas acciones tan frecuentes en el sector productivo
privado no funcionan en el sector educativo, el cual es altamente sensible al
cambio de personal. Todos los estudiantes quieren, o al menos quisieran,
admirar a su docente y una vez que lo logran no quieren que se vaya nunca. Es
cuestión de amañamiento o cumplimiento de la frase del compositor mexicano Juan
Gabriel: “la costumbre es más fuerte que
el amor”.
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