miércoles, 17 de septiembre de 2014

EL SECTOR PRIVADO FOMENTA LA CALIDAD EDUCATIVA EN PERÚ.

EL SECTOR PRIVADO FOMENTA

 LA CALIDAD EDUCATIVA EN PERÚ.

      Los países que aspiran mejorar la calidad de su educacion es frecuente que se planteen las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las políticas concretas que debemos emprender para lograr buenos resultados en la mejora de la calidad educativa? ¿Cómo involucrar a toda la sociedad para que se enfoque en ese desafío? y en particular, ¿Qué pueden hacer las empresas y corporaciones privadas para ayudarnos a conseguirlo?
     El primer lugar, le corresponde al sector educativo privado el cual debe involucrarse para aportar al mejoramiento de la calidad global del sistema educativo porque, al igual que en la mayoría de los otros sectores productivos, son las empresas las que, motivadas por la competencia, promueven la innovación y desarrollos que tienen un mayor impacto sobre los indicadores relevantes: Las tasas de deserción, los puntajes en pruebas estandarizadas o la pertinencia de los planes de estudio y los currículos de cada población beneficiaria. ¿Quién más interesado que una institución educativa privada en hacer más interesantes sus currículos para que sus estudiantes no abandonen? 
     En este orden de ideas, vale la pena estudiar el caso de Perú. Allí, el sector privado ha jugado un papel decisivo para involucrarse en la definición de la política pública educativa mediante la financiación e implementación de proyectos que favorezcan a la población que se está quedando fuera del sistema tradicional. Ejemplos como el del fondo educativo del grupo El Comercio, que construyó y adecuó escuelas técnicas con base tecnológica y metodología blended learning para beneficiar a decenas de miles de estudiantes, o el de las escuelas Innova que usa la misma metodología para potenciar los aprendizajes de niños y jóvenes en edad escolar en más de 20 sedes en todo el país, muestran que se puede tener muy buenos resultados si se usa la capacidad ejecutora asociada al capital particular y se combina con seguimiento y metas de calidad compartidas con las entidades públicas. El sector universitario con las inversiones del Fondo Laureate y la formación técnica profesional con los colegios Proeduca son otros interesantes ejemplos peruanos.
     Ademas, existe una ventaja adicional al hecho de involucrar al sector privado dentro del ecosistema de innovación, que se aprecia cuando las grandes corporaciones deciden enfocar sus recursos de responsabilidad social en fortalecer la educación de las comunidades que los rodean. Es el caso especifico de Pluspetrol, que construyó colegios para las comunidades vecinas a sus bases petroleras y recientemente inició un proyecto para dar bachillerato acelerado a las comunidades indígenas que rodean sus campamentos. También esta el caso de Empresarios por la Educación en Perú que ha beneficiado a millones de estudiantes en programas de gestión escolar y uso de las TIC en educación.
     Los gobiernos al ofrecer ventajas fiscales incentivan este accionar del sector productivo privado. Sin embargo, el desafío más grande estará en el de combinar lo que las empresas saben hacer muy bien, como competir en el mercado y usar tecnología para la mejora educativa, con una particularidad de la enseñanza que no tienen otros sectores: El papel del docente como figura decisiva en el desempeño de los estudiantes. Este intangible que representa la motivación de los estudiantes, que los atrae para que vayan con alegría cada día a estudiar y a completar las actividades, es algo que es más difícil de suplir con herramientas y avances tecnológicos. La clave entonces, es garantizarse docentes idóneos, con pasión. Por lo tanto, habrá que optimizar su selección. Solo así, se podrán reducir por anticipado, las medidas tradicionales que utilizan las empresas privadas en los casos de los trabajadores deficientes, tales como despidos, reducción de bonificaciones o cierre de las sedes con bajos desempeños. Esas acciones tan frecuentes en el sector productivo privado no funcionan en el sector educativo, el cual es altamente sensible al cambio de personal. Todos los estudiantes quieren, o al menos quisieran, admirar a su docente y una vez que lo logran no quieren que se vaya nunca. Es cuestión de amañamiento o cumplimiento de la frase del compositor mexicano Juan Gabriel: “la costumbre es más fuerte que el amor”.  

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